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Medicamentos para el dolor

Medically Reviewed by Jennifer Robinson, MD on September 20, 2023
6 min read

Los analgésicos, ya sean de venta libre o recetados, pueden ayudarte a controlar el dolor crónico y otros tipos de dolor. Son medicinas poderosas, por lo que es importante usarlas con cuidado. Es mejor comenzar con los medicamentos más seguros en la dosis efectiva más baja durante el menor tiempo posible y aumentar a partir de ahí según sea necesario.

Ten en cuenta que podrían existir posibles efectos secundarios e interacciones con otros medicamentos y suplementos que tomas. Y sigue siempre las instrucciones de la etiqueta o la receta que te dio tu médico.

Los analgésicos de venta libre incluyen:

  • Paracetamol o acetaminofén (Tylenol)
  • Medicamentos antiinflamatorios no esteroide (NSAIDs, por sus siglas en inglés), incluyendo ibuprofeno, naproxeno y diclofenaco tópico (en gel)

Tanto el paracetamol como los NSAIDs reducen la fiebre y alivian los dolores causados por la rigidez y el dolor muscular, pero sólo los NSAIDs pueden reducir la inflamación (hinchazón, calor, enrojecimiento relacionado con una lesión e irritación). El paracetamol y los NSAIDs también funcionan de manera diferente. Los NSAIDs alivian el dolor al reducir la producción de prostaglandinas, que son sustancias similares a las hormonas y que causan dolor e inflamación. El paracetamol actúa en las partes del cerebro que reciben los "mensajes de dolor". Los NSAIDs también están disponibles con receta, la cual te puede proporcionar tu médico.

El uso regular de los NSAIDs, especialmente en dosis altas, aumenta el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares y también puede causar úlceras de estómago y sangrado. También puede causar problemas renales. Tomar paracetamol regularmente en dosis altas puede causar un problema hepático. Tomar una gran cantidad de una vez de forma intencionada o accidental es una emergencia médica.

Los analgésicos tópicos también están disponibles sin receta médica. Estos productos incluyen cremas, lociones o aerosoles que se aplican sobre la piel para aliviar el dolor causado por los músculos adoloridos y la artritis. Algunos ejemplos de analgésicos tópicos incluyen Aspercreme, BenGay, capsaicina tópica, diclofenaco tópico y Icy Hot.

Los medicamentos recetados para tratar el dolor incluyen:

  • corticoides 
  • opioides
  • antidepresivos
  • anticonvulsivos (medicamentos para convulsiones)
  • NSAIDs
  • parches de lidocaína

Los corticoides recetados alivian las áreas inflamadas del cuerpo al mejorar la hinchazón, el enrojecimiento, la picazón y las reacciones alérgicas. Los corticoides se pueden usar para tratar alergias, asma y artritis. Cuando se usan para controlar el dolor, generalmente se administran en forma de píldoras o inyecciones dirigidas a una articulación determinada. Los ejemplos incluyen metilprednisolona, prednisolona y prednisona.

Los corticoides recetados son medicamentos potentes y pueden tener efectos secundarios serios, que incluyen:

  • aumento de peso y retención de sal (acumulación de líquido)
  • úlcera péptica
  • cambios en el estado de ánimo
  • problemas para dormir
  • sistema inmunológico debilitado
  • pérdida ósea y adelgazamiento de la piel
  • niveles elevados de azúcar en la sangre

Para minimizar estos posibles efectos secundarios, los corticoides se prescriben en la dosis más baja posible durante el menor tiempo necesario para aliviar el dolor. Otra forma de minimizar estos efectos secundarios es administrar el esteroide mediante inyección para tratar al área problemática directamente.

Los opioides son analgésicos narcóticos que contienen opiáceos naturales, sintéticos o semisintéticos. Los opioides se utilizan a menudo para tratar el dolor agudo, como el dolor a corto plazo después de una cirugía. Algunos ejemplos de opioides incluyen:

  • codeína
  • fentanilo
  • hidrocodona-acetaminofeno
  • morfina
  • oxicodona
  • oxicodona-acetaminofeno

Los opioides son eficaces para el dolor intenso y no provocan sangrado en el estómago ni en otras partes del cuerpo, como pueden hacerlo otros tipos de analgésicos. Sin embargo, pueden ser extremadamente adictivos y los médicos intentarán encontrar alternativas a su prescripción. Es raro que las personas se vuelvan adictas a los opioides si los medicamentos se usan para tratar el dolor durante un período de tiempo corto. Pero si se utiliza para tratar el dolor crónico, el riesgo de adicción es real y potencialmente peligroso.

Los efectos secundarios de los opioides pueden incluir:

  • somnolencia
  • náuseas y vómitos
  • estreñimiento
  • picor
  • problemas respiratorios
  • adicción

Los antidepresivos son medicamentos que pueden tratar el dolor y las afecciones emocionales al ajustar los niveles de neurotransmisores (sustancias químicas naturales) en el cerebro. Estos medicamentos pueden aumentar la disponibilidad de las señales del cuerpo para el bienestar y la relajación, lo que le permite controlar el dolor a algunas personas con afecciones de dolor crónico que no responden completamente a los tratamientos comunes. Las investigaciones sugieren que ciertos antidepresivos (tricíclicos) funcionan mejor para el dolor neuropático (relacionado con los nervios).

Las afecciones de dolor crónico que se tratan con antidepresivos en dosis bajas incluyen algunos tipos de dolores de cabeza (como las migrañas) y los dolores menstruales. Algunos medicamentos antidepresivos incluyen:

  • Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRIs, por sus siglas en inglés) tales como citalopram (Celexa), fluoxetina (Prozac), paroxetina (Paxil) y sertralina (Zoloft)
  • Antidepresivos tricíclicos como amitriptilina, desipramina (Norpramin), doxepina (Silenor), imipramina (Tofranil) y nortriptilina (Pamelor)
  • Inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (SNRIs, por sus siglas en inglés) como duloxetina (Cymbalta) y venlafaxina (Effexor)

Estos medicamentos requieren una dosis constante que se acumula en el cuerpo durante un período de tiempo para funcionar. Las dosis necesarias para tratar el dolor suelen ser más bajas que las necesarias para tratar la depresión.

Por lo general, los SSRIs y los SNRIs tienen menos efectos secundarios que los antidepresivos tricíclicos. Los efectos secundarios más comunes de los antidepresivos incluyen:

  • visión borrosa
  • estreñimiento
  • dificultad para orinar
  • resequedad de la boca
  • fatiga
  • náuseas
  • dolor de cabeza
  • disfunción sexual

Los medicamentos anticonvulsivos son fármacos que se utilizan normalmente para tratar los trastornos convulsivos. Algunos de estos medicamentos también son eficaces para tratar el dolor. No está clara la forma exacta en que estos medicamentos controlan el dolor, pero se cree que minimizan los efectos de los nervios que sienten el dolor. Algunos ejemplos incluyen carbamazepina (Tegretol), gabapentina (Neurontin), pregabalina (Lyrica) y topiramato (Topamax).

En general, los anticonvulsivos se toleran bien. Los efectos secundarios más comunes incluyen:

  • somnolencia
  • mareo
  • fatiga
  • náuseas

Otro medio de alivio del dolor tópico es el parche de lidocaína (Lidoderm), que es un medicamento recetado.

Los relajantes musculares deprimen el sistema nervioso central, lo que ayuda a aliviar la tensión y los espasmos musculares y, a menudo, provoca somnolencia. Pueden ser eficaces para uso a corto plazo en ataques agudos de dolor de espalda y dolor relacionado con los nervios. También pueden ayudar a tratar el dolor muscular nocturno causado por la fibromialgia.

Si tu dolor no se alivia con los tratamientos habituales, tu médico puede recomendarte ir a un médico especialista en el manejo del dolor. Los médicos que se especializan en el manejo del dolor pueden probar otros tratamientos, como ciertos tipos de fisioterapia u otros tipos de medicamentos. También pueden recomendar la estimulación eléctrica nerviosa transcutánea (TENS, por sus siglas en inglés) un procedimiento que utiliza parches que se colocan en la piel para enviar señales que pueden ayudar a detener el dolor.

La estimulación de la médula espinal (SCS, por sus siglas en inglés) comienza con una cirugía para implantar (total o parcialmente) un pequeño dispositivo parecido a un marcapasos en el espacio epidural adyacente al área de la columna que se cree que es la fuente del dolor. Este envía impulsos eléctricos suaves a través de cables para ayudar a interrumpir las señales de dolor antes que lleguen al cerebro.